
Artículo publicado en la Revista Multimodal (Mendoza, Argentina)
Autor: Cristian Cuellar
Hablar de medidas proteccionistas en el siglo XXI, sonaría como un retraso después de cantidades de rondas de negociaciones, creación de instituciones, organismos y distintos foros con el fin de una apertura comercial desde la segunda mitad del siglo pasado. Tales medidas ya las aplicaban Inglaterra y Francia en épocas pasadas y se esperaba fueran desapareciendo con el tiempo y no que volvieran a la escena del comercio mundial. Pero en estos momentos pareciera ser la jugada más acertada.
Si bien a pesar de los esfuerzos de las principales economías por liberalizar el comercio, siempre existió y sigue existiendo la tendencia a colocar barreras al comercio; tendencia que ha ido en aumento a partir de la crisis iniciada a mediados del 2008 y desde esa fecha a la actualidad, la Argentina parece ser el país que más fichas ha apostado por el proteccionismo como si fuese la única arma disponible para mantener viva la industria local.
Así lo demuestra en la «teoría» el informe de la consultora Global Trade Alert (GTA), la cuál recauda datos de los operadores del comercio exterior, los cuáles pueden informar sobre medidas restrictivas y mantener una base de datos actualizada, y, que según dice, Argentina cuenta con 148 disposiciones que frenan de una manera u otra notablemente las importaciones. Tales números la colocarían primera en la lista de países que aplican barreras al comercio, seguida por Rusia, India y los EE.UU. Y de tal informe también se desprende que Rusia y Brasil son los países que más barreras le han impuesto a los productos argentinos.
Esta política restrictiva en la Argentina, comenzó en 2003 con el objetivo de reactivar la industria nacional, y se hizo más evidente en el 2008 con la crisis mundial. En gran parte estas medidas proteccionistas no son tarifarias, no tienen que ver con los aranceles de importación, sino que se basan en aplicar solicitudes de importación mediante las «licencias no automáticas», cupos, y precios de referencia mediante establecer valores criterio y a lo que además, se agregan investigaciones por dumping.
¿Cómo se determinó que Argentina es el país más proteccionista? ¿Cuánto hay de cierto?
Si bien se está juzgando a la Argentina como el país con más barreras al comer-cio, habría que considerar la manera de cómo se está llegando a esa conclusión. Según el lapso del último año, Argentina ciertamente sería la que encabeza el lista-do de la GTA, pero si se toman el total de números de disposiciones de todos los países, la UE sería entonces la más proteccionista ya que cuenta con más de 200 disposiciones registradas, y qué diríamos si a eso le agregamos las medidas que no se pueden registrar correctamente por lo bien camufladas que se aplican como ser todas las exigencias que tienen los productos alimenticios para su ingresos, en referencia a las medidas fitosanitarias principalmente.
Hay que tener en cuenta además que un país que tiene una cantidad considerable de medidas no necesariamente debe-ría considerarse como más proteccionista, ya que la incidencia en el comercio mundial de estas medidas no es equitativa; con esto decimos por ejemplo que una medida aplicada por Argentina no tiene la misma incidencia que una medida aplica-da por la UE o los EE.UU., por lo cuál podría ser apresurado juzgar a la Argentina como el país más proteccionista, ya que más allá del número acumulado de medidas vigentes, lo que realmente importa es cuánto incide en el comercio internacional.
Así y todo, las importaciones en la Argentina aumentaron más que la exportaciones el primer cuatrimestre de 2011. El poco aumento de las exportaciones está dado por la suba de los precios de las commodities internacionalmente más que por la cantidad exportada, la cuál en realidad se ha visto mermada en los últimos meses, achicando considerablemente el superávit total en la balanza comercial.
Los socios más afectados
China, uno de los principales socios de la Argentina y del Mercosur, bloqueó el año pasado el ingreso de aceite de soja en represalia a las medidas restrictivas, claro que nunca lo blanquearon oficialmente, sino que se dio de manera sutil. China, tiene importantes inversiones en el país en petróleo, gas natural, químicos, mine-ría, entre otros rubros. Se calcula que de todo el total de compra de alimentos, la Argentina le provee un muy bajo porcentaje, con el peligro de que siga decreciendo de mantenerse estos diferendos de barreras mutuas, y al día de hoy ya hay pérdidas de exportaciones en aceite de soja que son millonarias.
Brasil, nuestro principal socio comercial hace tiempo que viene manteniendo duras críticas más que nada por las «licencias no automáticas», a lo cuál también aplicó las suyas para con los productos argentinos. Basta mencionar la cantidad de autos detenidos en la frontera hace solo un par de meses, dado que había retirado las licencias automáticas.
La UE también viene reclamando principalmente por las barreras al ingreso de alimentos, lo cuál ha sido desmentido en varias oportunidades por la ministra Giorgi, alegando que solo se combate la competencia desleal, pero lo cierto es que en la mesa de negociaciones del Mercosur y la UE no puede dejar de mencionarse a la Argentina y sus barreras comerciales que irían en contra de un buen clima de confianza necesario. Para la UE, las restricciones aplicadas por la Argentina no son compatibles con las normativas de la OMC (Organización Mundial del Comercio), ni con los compromisos asumidos ante el G-20. Argentina replica e insiste con el punto de los subsidios en el agro para tildar de proteccionista a la UE.
El caso de Uruguay.
La Cámara de Industrias de Uruguay acusó a la Argentina de perjudicar de manera notable, innecesaria e injusta-mente a empresas uruguayas, las cuáles alegan que el volumen de intercambio no debiera producir una gran influencia negativa en la industria argentina como para aplicar medidas tan severas que han logra-do el desistimiento de algunas empresas de seguir exportando hacia la Argentina, afectando rubros como las autopartes, papel, plástico, y que además de todo ello, Uruguay tiene saldo negativo con Argentina en cuanto a la balanza comer-cial, de manera que no encuentran justo la posición Argentina. También se ven afectados los países del sudeste asiático.
¿Cuál es la incidencia en el mercado nacional? Sectores involucrados
Automóviles y motos, principalmente alta gama, caso BMW; textiles principal-mente de China, neumáticos, juguetes, bicicletas, calzado, electrodomésticos, electrónica y telefonía principalmente entre otros son los sectores que están siendo protegidos.
En el caso de algunas industrias, como ser la automotriz, por mencionar una, sabemos también se está exigiendo que se exporte si se quiere importar, de manera tal que por cada dólar que salga por importaciones, entre otro por exportaciones, algo que se hace muy difícil de sobrellevar mas que nada para las Pymes.
Algunas de las industrias protegidas no cuentan con el suficiente adelanto tecnológico, por lo cuál su producción es baja, ineficiente y a costos altos que se derivan entre otras cosas de insumos nacionales caros y el aumento de salarios, lo que luego se traslada todo a un aumento generalizado en el mercado que termina pagando el consumidor local, y que al fin y al cabo es el que resulta más perjudicado.
Ahora, ¿cuántas de las supuestas industrias nacionales realmente lo son? Sabemos de la cantidad de empresas extranjeras que cada vez fueron ganando cada vez más terreno en nuestro país; de modo que no todos los industriales son verdaderamente argentinos, pero los ele-vados costos de producción nacional los debemos soportar todos los argentinos, con el agregado que contamos con menos variedad para elegir por ejemplo un electrodoméstico, y en definitiva se paga un precio más caro por algo que en realidad no se quería o no se necesitaba, dado el desabastecimiento y la falta de competencia a raíz del freno a las importaciones. Así es que el «compre nacional» habría que verlo más de cerca para no dejarse engañar. Tampoco olvidemos mencionar a los sectores exportadores que se ven imposibilitados de conseguir los insumos necesarios para fabricar bienes exportables, por ejemplo maquinaria agrícola, producto muy demandado por algunos de los socios comerciales de la Argentina.
A pesar de la polémica, las importaciones están en aumento y se sigue achicando cada vez más el margen del superávit en la balanza comercial global de la Argentina; y tengamos en cuenta que con Brasil ya es deficitaria, cuando en los noventa con el tipo de cambio revaluado del peso y devaluado del real, la balanza comercial era a favor de la Argentina y ahora es al revés, lo que hace pensar que en realidad no pasa por el tipo de cambio, sino que el problema son continuos aumentos de los costos internos de producción lo que hicieron perder la competitividad de la Argentina. Con el bloque del N.A.F.T.A. también se terminó en déficit en 2010.
¿Por cuánto tiempo se mantendrá esta política?
Parece una buena medida para salir de apuros en el corto plazo, ejemplo, después de la crisis Argentina del 2001 se replantearon y hasta rompieron contratos comerciales, no resguardando la seguridad jurídica para poder sacar al país del abismo, aunque no lo parece ser una buena opción en el mediano y largo plazo. Por ejemplo EEUU en la década del 30, que por aplicar medidas proteccionistas cosechó represalias de los países afecta-dos frenando así la economía mundial de ese entonces.
Mencionemos entre paréntesis que la Argentina y Brasil ya estaban aplicando de alguna forma una manera de proteccionismo en el ámbito del Mercosur mediante el arancel intrazona diferenciado del extrazona. Entonces, ¿hasta dónde es realmente acertada la política proteccionista? ¿Está dando resultado?
El temor pasaría por las represalias que podrían agregarse y que podrían frenar más exportaciones y terminar el año con la balanza comercial totalmente deficitaria cortando así una racha de varios años con superávit comercial. El gobierno se excusa en que tiene que mejorar el saldo de la balanza comercial cada vez que debe escuchar críticas.
Si miramos a futuro, no hay mucho que sea prometedor: los EE.UU., la UE y Japón siguen en crisis; y así las opciones comerciales nos llevan a seguir apostando por China e India por su amplio mercado, y que a la vez, también son protagonistas en cuanto a trabas comerciales.
Pero, ¿qué hay si Argentina aflojara con las restricciones? Todos pensamos en avalancha de productos importados, cierre de industrias «nacionales», menos trabajo, fuga de dólares. Claro, no parece ser una buena opción viéndolo así. ¿Y si lo vemos desde el punto de vista de mejorar las relaciones comerciales con nuestros socios?, ¿si lo vemos como una forma de aumentar la confianza para atraer inversiones?
La globalización ha llevado a la Argentina a asumir compromisos internacionales en el ámbito comercial, los cuáles están siendo incumplidos o cumplidos a medias, generando incertidumbre sobre la seriedad del país para negociar contra-tos comerciales. Pero, según parece, el gobierno quiere por ahora ir a lo seguro, blindarse por las dudas.
¿Será la única forma de mantener el crecimiento económico cerrando las fronteras comerciales? ¿Qué hay de controlar la inflación, el tipo de cambio? Mientras que en algunos países cae la cotización del dólar en la Argentina por el contrario sigue subiendo.
¿Qué hay del volumen exportable actual comparado con los noventa cuan-do teníamos la «puerta libre» a los productos importados? Todo hace pensar que hace falta un replanteo a largo plazo, porque como sabemos, Argentina es cíclica, y siempre hay una burbuja que puede dar la sorpresa en cualquier momento.
Lo cierto es que así como están las cosas, seguirá en el corto plazo y el mediano también, teniendo en cuenta las posibilidades de que el gobierno actual continúe. Si tuviéramos que dar un puntaje a ésta política cerrada del gobierno, ¿qué diríamos?
Quizás, nos encontremos con que no podemos otorgar un puntaje aún y debamos dejar la respuesta en tener un saldo positivo en la balanza comercial, porque cuando ya no sea así, quedará en evidencia que las medidas restrictivas no alcanzaron, y ése quizás sea el momento de girar el timón; lo importante es que el barco parece hoy, seguir manteniéndose a flote.